Más sobre el Royaltyㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ

El camino técnicamente correcto de reducir costos y aumentar el rendimiento de la planta no parece interesar a algunas grandes empresas mineras, que están más cerca del mercado global que de la mina en sí, tal vez “temiendo” un eventual aumento en las ganancias netas (que generaría más impuestos). Pagar más dinero en impuestos parece ser un certificado de incompetencia de la llamada “gobernanza”.

La minería chilena ha estado incrementando el tratamiento de ROM durante más de 10 años sin siquiera aumentar en un solo kilogramo la generación de cobre fino. La minería llora por la caída de las leyes en los depósitos y por el nuevo “Royalty”, pero hace exactamente todo lo posible para agravar el problema, alimentando con minerales cada vez más pobres a plantas gigantes e insaciables, que se tragan las propias ganancias de la minera, pero que, en compensación, repasa inversiones y transfiere lucros a los principales fabricantes de equipos y proveedores globales de insumos.

Algunas mineras parecen tener síndrome de Estocolmo en relación al molino SAG y no cuestionan internamente su mayor problema tecnológico: la caída en las leyes del mineral. Muchos buenos ingenieros se cansaron de luchar como Quijotes contra molinos de viento y, los que hoy no conducen Uber, siguen cursos de MBA para ascender en esta carrera funcional que los aleja de la raíz técnica del “core business” y los aproxima de la minería virtual, de la ficción financiera y del discurso de reputación dentro de la economía global. 

Alexis Yovanovic

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