El Futuro está en el Pasadoㅤㅤㅤㅤㅤㅤ

El propósito de este editorial es ayudar al lector a pensar en un mejor futuro para la minería, teniendo en cuenta su pasado.

Cabe recordar que hace cincuenta años la minería formaba parte de una estrategia de desarrollo nacional (Brasil), en la búsqueda de la autosuficiencia en fosfatos, cobre, potasio y otras materias primas. También recordamos la época de la ingeniería creativa de Paulo Abib, la locomotora de progreso que representaba “nuestra” CVRD y los nombres de cientos de compañeros que, con sus cascos y overoles, construyeron una nostálgica historia de éxito que llegó hasta principios de los 90.

A partir de la segunda mitad de la década de los noventa comenzó a gestarse un cambio radical en la minería, que orientó esta actividad casi exclusivamente a generar ganancias para los accionistas y quedó algo confusa y dormida en su actividad principal. El aspecto financiero superó al técnico en importancia, salario y posición jerárquica.

En el ámbito interno, dentro de las empresas mineras, el diálogo entre técnicos y “no técnicos” es cada vez más difícil, debido al fuerte aumento de la interfaz o capa que separa la gestión de la producción. Los empleados auxiliares que anteriormente brindaban apoyo administrativo y financiero a ingenieros experimentados que ocupaban puestos gerenciales, pasaron a un nuevo nivel superior que ahora se hacen cargo de todo el “negocio”. La nueva organización filtra el paso de algunos buenos técnicos restantes, impidiendo su acceso a la camada ejecutiva. Este acceso ahora se desbloquea principalmente mediante estudios de MBA, que convierten a un ingeniero común en un ejecutivo de mercado.

En el ámbito externo, la relación de la minería se vuelve más profesional en relación con la política, las comunidades, la prensa y, por supuesto, el mercado. Por otro lado, existe una grave falta de creatividad en el desarrollo técnico del negocio y también en las empresas de ingeniería, aún estancadas en paradigmas, muchas veces alineadas con la comodidad de los proveedores. La mayor prueba de esto se observa en la falta de enfrentamiento real a los problemas mineros, como, por ejemplo, la fuerte caída en la ley de las reservas mineras y el consecuente aumento en la cantidad de relaves.

El nuevo entorno minero también desincentiva la evolución académica de las profesiones técnicas. Aunque hay excepciones, el doctorado en ingeniería solo encuentra espacio en la planta baja de las empresas mineras, ocupando a menudo posiciones laterales de poca relevancia.

Junto con la llegada del siglo XXI y la práctica de copiar dibujos de ingeniería, muchos proyectos empezaron a fallar, el llamado “ramp up” reemplaza hoy al antiguo y rápido “startup”, tardando años en alcanzar la capacidad que el proyecto idealizaba, pero nadie se asusta, nadie es despedido y cualquier problema grave (como sucedió con las represas de relaves) es compensado generosamente por el “mercado”, que recompensa el precio del commodity a las grandes empresas mineras.

Da miedo pensar, como consecuencia, que una buena acción para mejorar y reducir costos en una empresa minera global podría ser luego castigada por el mismo mercado, bajando los precios.

El Estado, desde fines de la década de 1990, parece entender que la minería es principalmente una actividad de perforación especulativa, dirigida por un abogado y un geólogo (probablemente en el mismo orden).

Los grandes proveedores de equipos parecen comprender esta situación de inercia técnica, falta de creatividad y sedimentación de paradigmas en las empresas mineras. Solo para citar un ejemplo, todavía existen incautos que imaginan ventajas en el molino SAG o que piensan que la ley es una propiedad termodinámica donde una roca está compuesta de infinitas partículas de ley idéntica. Por paradigmas como estos, hace más de 40 años en la minería del Cobre (Chile), cualquier roca que llega desde la mina se muele y flota.

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Creo sinceramente que el futuro de la minería está en su pasado, no cronológicamente, sino por la luz que reavivaremos a partir de viejas prácticas y viejos conocimientos sobre minería. Diálogo profesionalmente franco y con compañerismo, que trajo foros de discusión entre colegas y basados ​​en pruebas industriales comprobadas, y que pueden ayudar a romper muchos de los paradigmas que hoy nos aprisionan.

El encuentro minero de São Lourenço (MG), ENTMME de 1992 (Ciminelli y Salum), fue en mi opinión, el último gran momento de la minería brasileña (hablaremos de este tema en un futuro próximo). Luego de este maravilloso encuentro plural, parece haberse producido una implosión de la buena minería, separando colegas, empresas de ingeniería, políticas públicas en relación al sector, empresas mineras desactivando equipos de investigación, proveedores “globalizándose”, déficit de buenas publicaciones técnicas y distanciamiento de las universidades con la práctica industrial. Ha comenzado una secuencia de desacuerdos en los que no sabemos hacia dónde vamos. Cada uno clava su propio clavo en trincheras divididas, mientras que el mundo financiero y las estrategias globales de ingeniería y fabricación de equipos se apoderan del mercado.

Los viejos artículos técnicos de revistas internacionales aportan materias de inestimable valor. Hace años, un amigo me dio una copia de viejos “papers” de los años 56 y 57 que hablaban sobre experiencias exitosas de molienda en circuito abierto y otras grandes innovaciones, temas en los cuales yo había llegado a la misma conclusión, a finales de los 80, casi por intuición, cuando desarrollé el Modelo Operacional.

La minería venía avanzando hacia su desarrollo tecnológico, con vigorosa creatividad, desde centros tecnológicos dentro de empresas mineras y universidades, hasta llegar a la globalización de la industria de equipos y el gigantismo de los 90. Cito nuevamente el caso del antiguo Concentrador Sewell (El Teniente, Chile), que opera desde la década de 1930 y que, aún hoy, es más eficiente que la línea SAG implementada en la misma planta de El Teniente a fines de la década de 1980.

Sería muy pretencioso de mi parte señalar una solución concreta o definitiva, pero sugiero un ciclo de discusiones sobre estos temas. Si bien esta transición de la minería al mundo financiero es irreversible, creo que en la parte técnica aún nos queda mucho por hacer y mejorar, para mitigar o compensar parte de los problemas que planteamos a lo largo de este texto.

Alexis Yovanovic

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